22 de noviembre de 2011

Mujer.



¡Siempre acaba saliendo el maldito orgullo! Por el simple hecho de ser hombres se ven abocados a meterse en callejones sin salida, hasta el fondo. Hasta el dolor… Pero eso no es orgullo. Es, simplemente… estupidez. Porque ¿qué pasa cuando no saben salir de uno de esos callejones? Pues que allí estamos nosotras, las mujeres, en silencio, o a voz en grito, evitando que se den el golpe, tomando decisiones cuando hay que hacerlo...

...resolviendo sus estúpidos orgullos, sus peleas de machos… Entregándonos enteras al presente, sin temor, arrinconando el miedo, dejando atrás el pasado sin girarnos a mirarlo…
...así somos las mujeres: capaces de olvidarlo todo para sobrevivir. 

Capaces de afrontar el dolor y la pérdida con entereza... 
Seres dignos, altivos, ¡nobles!... 
…y no nos preocupa que podamos aparentar ser frágiles… porque somos fuertes. 
... A ellos, en cambio, les dejamos que aparenten ser fuertes. Porque son frágiles. 
Somos mujeres. ¡Mujeres! Seres que miran cara a cara a la vida. Que miran cara a cara… a la muerte.

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