25 de marzo de 2012

Todos los días de mi vida.

-¿Estás bien?
-Ya está, se acabó. Me rindo
-Nunca debes rendirte, Leo.
-No, sí. Si ese fuese nuestro destino estaríamos juntos… 
Ahora, pensaba en la primera vez que fuimos a aquel restaurante griego de la esquina. Tenía una gran pizarra que decía: "Ya servimos sopa", y yo le solté un gran rollo sobre todos los obstáculos que el dueño debió de tener que superar para lograr el sueño de toda su vida, servir sopa; y entonces, cuando terminé, ella no dijo nada durante unos segundos, y luego, como en un suspiro lo exhaló, casi como para sí misma, Te Quiero. Y quedó ahí en el aire. Era la primera vez que lo decía, y yo no quería ni responder, solo quería volver a oírlo. Eso fue dos semanas después de conocernos, sólo tardó dos semanas en enamorarse de mí la otra vez... Ahora no me ama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario