30 de abril de 2011

A.R.C.

Siempre se dijo que las personas somos dueñas de nuestros actos y por lo tanto de nuestras vidas, pero, como en toda obra, el guión acaba sufriendo cambios inesperados…

A pesar de ser los únicos directores de nuestra historia, siempre aparecen ingenuos guionistas que varían la trama sin consentimiento alguno… Convirtiéndonos así en meras marionetas sin rumbo fijo…

El transcurso de esta historia, día a día va sufriendo cambios, donde felicidad y tristeza luchan por vencer en una batalla interminable… donde anécdotas, al parecer irrelevantes, se presentan en el papel y desbaratan la mejor historia escrita convirtiéndola en una más…

Quizás, en el fondo, nunca fuimos los directores... quizás siempre fuimos los actores de una obra sin final escrito…

Pero… ¿por qué no vivir basándose en el borrador de esta obra? Tachar y sustituir por cualquier apunte a pie de página aquellas viejas historias ya contadas…

1 comentario:

  1. Waa... Tienes toda la razón en eso! Amé la descripción, y pienso igual que tú... Por mucho que nos esforcemos, sólo somos marionetas de alguien más! ¿Triste? Quizá, pero es bueno saberlo.

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